Parar para renacer. Para amanecer. Para comenzar de nuevo.
PARAR PARA RENACER. PARA AMANECER. PARA COMENZAR DE NUEVO.
Estamos ante una oportunidad estupenda para dejar nacer nuevas formas de ver la vida, nuevas formas de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás.
Estamos ante una oportunidad estupenda para soltar viejos patrones que ya no son válidos, que ya están caducos, que ahora vemos con claridad que son tóxicos, tanto para nosotros como para lo que nos rodea (o quienes nos rodean)… ¡estamos en el mismo barco!. Nuestras acciones provocan reacciones. “El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”.
Hay cosas que no están en nuestras manos, pero hay tantas que sí lo están…muchas más de las que nos creemos. Y, sorprendentemente, cuando cambiamos por dentro, lo que nos rodea da un giro también.
Una gran oportunidad para abrir ojos y corazón y no dejar de aprender. Todas las situaciones tienen una lección escondida. Y ésta no iba a ser menos. Personalmente, sin duda cada día me está trayendo un nuevo aprendizaje, descubro un nuevo matiz, que con un poco de pudor me atrevo a compartir:
- Soltar el control, este virus nos ha mostrado lo que está en nuestras manos y lo que, por más que nos pese, NO está en nuestras manos y, por tanto, hay que soltar para poder fluir (y ¡sorpresa! bajan las contracturas).
- Cuando paro, se amplía mi capacidad de escucha, ese paso de “oír” a “escuchar activamente” tiene muchas más oportunidades ahora de darse.
- Descubrimiento de una mayor empatía, en mí y en los demás; la convivencia, 24 x 7 nos los pone en bandeja.
- Vamos muy deprisa, de carreras y no nos escuchamos, ni escuchamos a las personas o personitas con quienes convivimos. No nos miramos (dentro) ni miramos a quienes nos rodean. A los ojos. A lo que hay más allá de sus ojos. A lo que hay dentro de cada quien, lo que nos hace reír, suspirar, llorar y vivir…..
Cuando todo esto acabe, cuando salgamos de nuevo a las calles y retomemos (¿o quizás no?) la vida que llevábamos antes, merecerá la pena mirar atrás y hacernos la siguiente pregunta: ¿Qué he aprendido de esto? ¿En qué me ha hecho cambiar? ¿Qué quiero ahora? y ¿Qué definitivamente ya no voy a querer más?
Comentarios
Publicar un comentario