Cuando se va un faro.

Si alguna vez se me preguntara por una persona capaz de todo, resiliente, fuerte, a quien la vida le ha golpeado una y otra vez duramente y ha podido con todo ello, y con más, tendría muy claro el nombre.

Aún más, tendría la misma claridad a la hora de pensar que esta persona es invencible, que nada ni nadie podría jamás con ella.

Qué ridículo.... Eso no puede ser. En el momento en el que una persona es humana tiene intrínsecamente una vulnerabilidad, una fecha de caducidad, al menos en este mundo que conocemos. Luego no es invencible.

Cuesta mucho reparar en ello, cuesta mucho aceptarlo. Una se cree que va avanzando en su crecimiento personal, en su madurez y de pronto hay circunstancias muy simples y muy sencillas que le dan la vuelta a todo y te ponen, como espejo delante, la realidad: te queda mucho por aprender y mucho por crecer.

Hoy se ha marchado el faro de varias generaciones en mi familia. Ya puedes dejar de luchar. ¡Vuela alto!



Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuando la vida te da limones, haz limonada.

Cuando no sepas cuál es tu lugar.

Vive. Agradece. Disfruta.